La suba mensual hace que la inflación interanual alcance el 31%, mientras los salarios privados registrados siguen por debajo de los niveles de noviembre de 2023. Especialistas advierten sobre el impacto de tarifas, tipo de cambio y endeudamiento externo.
La inflación de los trabajadores se aceleró en septiembre y alcanzó el 2,2%, el nivel más alto desde abril, según el último informe del Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la UMET y el Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD). La suba interanual llega al 31%, mientras que la inflación acumulada en los nueve primeros meses de 2025 es del 20,8%; de mantenerse la tendencia, se proyecta que el año cerraría alrededor del 28,6%.
El informe destaca que los rubros con mayores aumentos en septiembre fueron Transporte (+3,6%), impulsado por pasajes de avión, vehículos y combustibles; Bienes y Servicios Varios (+2,8%) y Recreación y Cultura (+2,4%), por incrementos en cuidado personal y paquetes turísticos. En contraste, los precios de alimentos y bebidas subieron 1,6%, moderando el índice general.
Nicolás Trotta, director del CCD y exministro de Educación, criticó la gestión oficial: “La inflación muestra una preocupante aceleración acumulando cuatro meses de aumento. La política económica ha fracasado en contener el tipo de cambio y la pérdida de divisas, sumados al incremento de tarifas y al creciente endeudamiento externo. Los salarios privados registrados siguen por debajo de noviembre de 2023, reflejando la falla del gobierno en proteger el poder adquisitivo”.
Por su parte, Fabián Amico, coordinador general del IET, señaló que las causas principales de la aceleración son las subas de precios regulados, especialmente en transporte, y el impacto del tipo de cambio, aunque en momentos de aceleración inflacionaria los traslados a precios minoristas son más lentos. También se observa una notable aceleración en la inflación de productos primarios y agropecuarios, que repercutirá en los precios minoristas en los próximos meses.
El informe evidencia diferencias sociales y ocupacionales en el impacto de la inflación: fue más alta en los hogares con jefes asalariados y no asalariados (2,2%), en comparación con hogares no registrados o desocupados (cerca del 2%). Los jubilados registraron un 2,08%, beneficiados por aumentos moderados en medicamentos. Por nivel de ingreso, los hogares de mayores recursos tuvieron una inflación del 2,4%, mientras los de menores ingresos del 1,9%. En cuanto a ocupaciones, sectores de altos ingresos como finanzas, minería y servicios profesionales sufrieron alzas más intensas que sectores de bajos ingresos, como construcción y servicio doméstico.