Cuatro producciones de la cartelera porteña reafirman la vitalidad del teatro independiente: Pablo D’Elía estrena dos obras simultáneas, llega a Buenos Aires el premiado drama catalán Los huesos del mapuche, Laura Otermin y Patricio Azor presentan Hay que ser bueno porque Dios mira, y Mónica Felippa dirige Después del después.

La escena teatral porteña atraviesa una primavera de estrenos donde el amor, la memoria, los vínculos y la identidad se entrelazan con el pulso vital del teatro independiente. En distintos espacios del circuito alternativo, creadores y creadoras apuestan por narrativas que, lejos de la espectacularidad comercial, reivindican la intimidad, la reflexión y el arte como resistencia cotidiana. Cuatro propuestas recientes lo confirman: dos nuevas obras de Pablo D’Elía, la llegada a la Argentina del texto catalán Los huesos del mapuche, la celebración familiar de Hay que ser bueno porque Dios mira, y la mirada femenina y contemporánea de Después del después.

El actor, dramaturgo y director Pablo D’Elía vuelve a la cartelera con dos estrenos simultáneos que dialogan entre sí: Tengo la urgencia de irme y Mordida. En la primera, una historia íntima entre Hermes y Martín encuentra en un ascensor la metáfora perfecta del amor, la espera y la imposibilidad de retener lo que se escapa. Protagonizan Carlo Argento, Herve Segata, Franco Riedel y Luna Sciutti, con funciones los viernes a las 20 en Patio de Actores. Mordida, en tanto, despliega un entramado coral de hermanos, parejas y aspirantes a actores que se cruzan en un juego de ficciones dentro de ficciones, interrogando los límites entre lo vivido y lo representado. Actúan Ananda Li Brédice, Julieta Greco, Marcos Ribas, Macarena Suárez y el propio D’Elía, los sábados de octubre a las 20 en El Método Kairós.

En otro punto del mapa teatral, llega por primera vez al país Los huesos del mapuche, del dramaturgo catalán Víctor Borràs Gasch, en el marco de un intercambio hispano-argentino impulsado por Ana Scannapieco, Lisandro Penelas y Moscú Teatro, en colaboración con Teatre Nu. Con Daniel Begino, Roberto Monzo y Penelas en escena, la obra propone una comedia negra sobre tres amigos unidos por un secreto inconfesable que la noche y la lluvia ayudarán a desenterrar. Ganadora de premios internacionales, la pieza se presenta los viernes a las 21 en Moscú Teatro (Juan Ramírez de Velasco 535).

También se incorpora a la cartelera Hay que ser bueno porque Dios mira, escrita por Laura Otermin y dirigida por Patricio Azor, una celebración navideña que revela los vínculos, tensiones y deseos que laten bajo la superficie luminosa de las fiestas familiares. Con Tomás Castaño, Ana María Castel, Silvia Kalfaian, David Páez y Juan Cruz Wenk, la obra retrata, con ternura y humor, la vida de una familia del conurbano bonaerense. Se presenta los sábados de septiembre a las 20.30 en Ítaca Complejo Teatral (Humahuaca 4027).

Finalmente, Después del después, escrita por Laura Otermin y dirigida por Mónica Felippa, propone una mirada contemporánea sobre los mandatos, los vínculos amorosos y las segundas oportunidades. Laura Otermin protagoniza esta pieza íntima y actual, centrada en Mariana, una mujer que, tras reencontrarse con un viejo amor, recorre sus últimos años para decidir qué hacer con su futuro. La obra se presenta los viernes a las 20 en Teatro El Crisol (Malabia 611).

Entre ascensores que detienen el tiempo, secretos bajo la lluvia, mesas familiares que esconden verdades y mujeres que deciden reinventarse, el teatro independiente argentino demuestra una vez más su potencia creativa, su compromiso con la verdad y su capacidad de emocionar desde lo esencial: la palabra, el cuerpo y la mirada compartida.