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Nota Completa

EL MODELO MILEI: DERROTA, ENTREGA Y DEPENDENCIA

Publicado : 11/09/2025
(Review)

La debacle electoral en la provincia de Buenos Aires marca un punto de inflexión. El experimento libertario mostró sus límites: ajuste, miseria y entrega. El pueblo le dio la espalda a un proyecto que solo favorece a los poderosos, dejando claro que la salida es política y no solo económica.

El día después de la derrota libertaria en la provincia de Buenos Aires confirma una certeza: el modelo de Javier Milei no es futuro, es fracaso. La caída electoral no es un accidente ni producto de la campaña; refleja la decisión de millones de argentinos que dicen basta a salarios pulverizados, jubilaciones de hambre, industria paralizada y un Estado convertido en botín de negocios privados. La economía golpea, pero la salida siempre será política.

El proyecto que prometía libertad reveló ser la más vieja receta de coloniaje. En nombre de la eficiencia se impuso un ajuste despiadado que benefició a los grupos agroexportadores, mineros y financieros, mientras condenaba a la mayoría a la pobreza. La sociedad bonaerense, con su voto, expresó lo que ya venía gestándose en fábricas, barrios y universidades: el rechazo a un modelo que destruye el trabajo y entrega los recursos.

La derrota expone además un límite político: el experimento libertario no logró construir base social sólida. La ideología del “sálvese quien pueda” choca con la tradición solidaria y popular de la provincia más grande del país. Allí donde el neoliberalismo quiso arrasar, emergió la memoria de las luchas obreras, la organización sindical y el sentido colectivo de los sectores populares.

La narrativa oficial insiste en que el sacrificio de hoy garantizaría prosperidad mañana. Pero lo que se vio en Buenos Aires es la respuesta clara de un pueblo que no está dispuesto a hipotecar su futuro en un esquema extractivista y dependiente. El voto fue un freno al ajuste y una advertencia al poder económico: no hay licencia social para la entrega.

La responsabilidad del peronismo es clara: encontrar la unidad, priorizando la felicidad del pueblo por sobre las disputas internas. Solo así se podrá consolidar un proyecto nacional que proteja el trabajo, recupere la soberanía económica y garantice justicia social.

El desafío ahora es convertir esa derrota electoral en el inicio de una construcción alternativa. Una salida nacional, popular y soberana, que recupere la centralidad del Estado, defienda la producción y devuelva dignidad a quienes sostienen el país todos los días. El pueblo bonaerense ya dio un mensaje contundente; el resto de la Argentina tiene la responsabilidad de transformarlo en horizonte colectivo.

Estamos en un momento de definición histórica: o aceptamos ser una colonia extractiva al servicio de intereses ajenos, o recuperamos la capacidad de construir un proyecto nacional inclusivo, con justicia social y soberanía económica. La elección bonaerense fue un mensaje; transformarlo en futuro colectivo es ahora una responsabilidad que no admite dilaciones.