Libertarios reivindicaron el Operativo Independencia y recibieron un fuerte repudio social, sindical y político
La Legislatura porteña fue escenario de un nuevo intento de reivindicación del terrorismo de Estado. Un acto impulsado por la legisladora libertaria Lucía Montenegro en homenaje a los llamados “Héroes de Tucumán” generó un repudio inmediato de sobrevivientes, organismos de derechos humanos, legisladores de diferentes fuerzas y trabajadores estatales. El homenaje reivindicaba a militares que participaron del Operativo Independencia, considerado el inicio del genocidio en la Argentina.
Al frente de la protesta se ubicaron Margarita Cruz, sobreviviente e integrante de la AEDyD; Alejandrina Barry, hija de desaparecidos e integrante del CeProDH; y la Junta Interna de ATE-Legislatura con sus delegadas, delegados y dirigentes, entre ellos la secretaria general adjunta Noelia Martínez Pereyra, la secretaria de Derechos Humanos Adriana Zerdín y otros integrantes de la conducción sindical. Junto a ellos se hizo presente el diputado Andrés La Blunda, de Unión por la Patria, presidente de Kolina-CABA y nieto restituido por Abuelas de Plaza de Mayo tras haber sido apropiado durante la dictadura. Todos juntos encabezaron un repudio enérgico que se expresó con cánticos frente al salón donde se desarrollaba el acto libertario. “Como a los nazis les va a pasar: adonde vayan los iremos a buscar” y “No fueron héroes, son asesinos” fueron las consignas más potentes de la jornada.
Legisladoras y legisladores de distintos bloques acompañaron la manifestación junto a representantes sindicales, subrayando que este tipo de homenajes no pueden naturalizarse en un ámbito democrático. Desde ATE remarcaron que la Legislatura es un espacio de trabajo y de representación ciudadana que no debe ser utilizado para legitimar a genocidas.
El Operativo Independencia, lanzado en 1975 bajo el gobierno de Isabel Perón, desplegó al Ejército en Tucumán con el pretexto de combatir a la “subversión”. En los hechos, fue la antesala del golpe de 1976: incluyó secuestros, desapariciones, torturas y la creación del primer centro clandestino de detención del país, “La Escuelita” de Famaillá. Aquella metodología represiva inauguró el plan sistemático de exterminio que se expandió luego a todo el territorio nacional.
Montenegro, organizadora del acto, ya había acompañado a Victoria Villarruel en actividades negacionistas y mantiene vínculos con José Bonacci, dirigente señalado por su reivindicación del nazismo y la dictadura. Para organismos de derechos humanos, estas acciones son parte de una política sistemática de La Libertad Avanza que busca relativizar los crímenes de lesa humanidad y reinstalar en la escena pública a los responsables del genocidio.
El rechazo colectivo en la Legislatura dejó en claro que, a cincuenta años del Operativo Independencia, la sociedad argentina sigue trazando un límite firme frente al negacionismo y reafirma su compromiso con la memoria, la verdad y la justicia.