En vísperas de San Cayetano, la Conferencia Episcopal emitió un mensaje contundente en defensa del trabajo popular y la economía informal, mientras la protesta de los cartoneros crece en medio del ajuste oficial.
La Conferencia Episcopal Argentina manifestó su apoyo explícito a los cartoneros y trabajadores de la economía popular, en un comunicado difundido a días de la tradicional fiesta de San Cayetano y tras una masiva movilización en el centro porteño. La cúpula eclesiástica advirtió que “en todo plan económico, cuidar el empleo y las fuentes laborales debe ser una prioridad indeclinable” y afirmó que “ninguna medida puede considerarse exitosa si implica que los trabajadores pierdan su empleo o vivan con angustia e incertidumbre sobre su futuro”.
El documento, firmado por monseñor Marcelo Colombo y el cardenal Ángel Rossi, representa un fuerte contraste con las políticas implementadas por el gobierno de Javier Milei, que avanza con un ajuste que afecta especialmente a los sectores populares. La referencia explícita al reciclado y al trabajo en la economía popular como actividades que deben ser “reconocidas, acompañadas y protegidas” pone en primer plano la urgencia de garantizar derechos para los trabajadores informales y precarizados, quienes han sufrido despidos, represión y desatención estatal.
Este respaldo llega en un contexto de creciente conflictividad social: solo un día antes, miles de cartoneros y recicladores se movilizaron en la Ciudad de Buenos Aires para exigir la continuidad de sus fuentes laborales y denunciar la criminalización de su trabajo. La protesta fue reprimida por fuerzas de seguridad, aumentando la tensión con un Gobierno que no solo flexibiliza las condiciones laborales sino que profundiza la exclusión de amplios sectores de la sociedad.
La Iglesia, a través de la Comisión Ejecutiva de su Conferencia, fue más allá de una declaración genérica y subrayó que “escuchar el clamor de tantos hermanos y hermanas” es una responsabilidad moral y social. Al incluir en su mensaje al “empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado y las changas”, reconoció la diversidad y complejidad del mundo laboral argentino, con un mensaje claro contra la exclusión y la precarización.
Además, en vísperas del 7 de agosto, día en que se celebra a San Cayetano, patrono del pan y el trabajo, el comunicado invoca la intercesión del santo para que “quienes hoy están desocupados o viven en condiciones laborales precarias encuentren nuevas oportunidades que les devuelvan la esperanza”. Este llamado llega en un momento clave, cuando la crisis económica y social recrudece y la necesidad de respuestas urgentes se vuelve ineludible.
En definitiva, el pronunciamiento de la Iglesia representa un respaldo político y social a los sectores más vulnerables y una crítica velada pero contundente a las políticas económicas que profundizan la desigualdad y la precariedad. En un país marcado por la pobreza estructural y la exclusión laboral, la voz de la Iglesia vuelve a posicionarse como actor clave en el debate público, sumándose a la defensa de quienes menos tienen y alertando sobre los riesgos de un ajuste que deja sin trabajo a miles.