Walter Berhovet es la quinta víctima fatal por exposición al material cancerígeno en el subte porteño. Reclamos gremiales exigen acciones urgentes para erradicar el asbesto y garantizar condiciones laborales seguras.
El sistema de transporte subterráneo de la Ciudad de Buenos Aires volvió a teñirse de dolor. Walter Berhovet, trabajador de la Línea D, falleció tras padecer una enfermedad vinculada a la exposición prolongada al asbesto, un mineral cuya peligrosidad es reconocida internacionalmente y prohibida en Argentina desde 2001. Berhovet es la quinta persona que pierde la vida bajo estas condiciones dentro del subte porteño, un hecho que reaviva la alerta sobre la persistencia de este contaminante en el sistema y la falta de respuestas efectivas de las autoridades.
El Sindicato del Personal de Conductores de Trenes y Subtes (AGTSyP), conocido como Metrodelegados, emitió un comunicado en el que lamentó profundamente la pérdida y responsabilizó tanto a la empresa concesionaria Emova (Grupo Roggio) como al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por la demora en implementar un plan integral y efectivo de desasbestización. “Estas muertes son evitables y se producen por la desidia institucional y la ausencia de políticas públicas claras que prioricen la salud de los trabajadores”, señalaron desde el gremio.
La problemática del asbesto en el subte porteño no es nueva. A lo largo de los últimos años, más de un centenar de trabajadores fueron diagnosticados con enfermedades relacionadas al asbesto, entre ellas mesotelioma y cáncer de pulmón, que suelen manifestarse décadas después de la exposición. Pese a la prohibición nacional de uso de este material, las viejas formaciones y estructuras del subte siguen contaminadas, mientras la empresa concesionaria mantiene programas parciales de retiro del mineral que resultan insuficientes.
El Ministerio de Trabajo de la Ciudad, por su parte, sostiene que se realizan controles y seguimiento médico a los trabajadores expuestos, aunque las organizaciones sindicales y de derechos humanos reclaman mayor transparencia y medidas de prevención concretas.
Esta nueva muerte sucede en un contexto de creciente conflictividad laboral en el subte, que ya ha derivado en medidas de fuerza y protestas por la falta de condiciones dignas y seguras de trabajo. El reclamo central gira en torno a la erradicación total del asbesto, la reparación integral para los afectados y la responsabilidad efectiva de las autoridades políticas y empresariales.
La persistencia del asbesto en el subte es un síntoma más de un Estado ausente, que prioriza el negocio privado y la especulación por sobre la salud pública y los derechos laborales. La tragedia de Walter Berhovet es un llamado urgente a revertir esta situación.