El peronismo consolida unidad bajo el sello “Fuerza Patria” para enfrentar a la derecha de Milei y Macri, que avanza con una alianza que refleja el reagrupamiento de sectores liberales y conservadores.
La provincia de Buenos Aires se prepara para un choque político crucial el próximo 7 de septiembre, cuando los principales bloques diriman su poder en las urnas. Tras tensas negociaciones y debates de última hora, el peronismo anunció su frente unificado “Fuerza Patria”, un intento por recuperar la centralidad política frente a la derecha neoliberal representada por la “Alianza La Libertad Avanza”, que reúne a Milei, el PRO y sectores disidentes del radicalismo. En medio de este escenario, otro bloque denominado “Somos Buenos Aires” apuesta a una tercera vía, con intendentes radicales y el partido Hacemos.
La unidad del peronismo no fue sencilla. Fue necesaria la intervención de las principales figuras del espacio: Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner, quienes en sucesivas reuniones en la gobernación bonaerense lograron superar las diferencias internas. La coalición, que además del Partido Justicialista y el Frente Renovador incluye a agrupaciones como el Frente Patria Grande de Juan Grabois y Unidad Popular, apunta a consolidar una propuesta popular frente a un modelo económico y social que continúa golpeando a los sectores populares.
La disputa por las listas refleja las tensiones internas, especialmente en la tercera sección electoral, la más estratégica. Los nombres de Verónica Magario y Mayra Mendoza surgen como posibles candidatas para encabezar la lista, una decisión que deberá definirse en los próximos días y que marcará el rumbo del peronismo provincial.
En contraposición, la “Alianza La Libertad Avanza” confirma la reagrupación de fuerzas de derecha y ultraliberalismo bajo una bandera común. El PRO, relegado a un papel secundario, se funde en el espacio violeta de Milei, que supo captar parte del descontento popular con discursos simplistas y peligrosos. El abrazo entre Karina Milei y referentes del macrismo, como Cristian Ritondo y Diego Santilli, evidencia la unidad de la derecha en su objetivo de desmantelar los logros sociales y democráticos alcanzados en las últimas décadas.
Este frente de derecha no oculta sus intenciones de “terminar con el kirchnerismo”, como afirmó la propia hermana de Milei, en una declaración que reafirma la agenda regresiva que proponen para la provincia más importante del país. A pesar de las resistencias iniciales dentro del PRO y sectores radicales, las encuestas y la presión política aceleraron la conformación de la alianza, que buscará capitalizar el voto antipueblo con un mensaje que mezcla autoritarismo y promesas de “libertad” que solo favorecen al sector concentrado.
En este contexto, la provincia se juega mucho más que una elección: el enfrentamiento entre un modelo que busca preservar derechos y avances sociales contra uno que apuesta a profundizar el ajuste y la exclusión. La campaña de las próximas semanas será una disputa crucial para que el peronismo pueda recuperar terreno y para que los sectores populares encuentren una voz política que los represente frente a las amenazas del neoliberalismo.
La división de la oposición, la organización del peronismo y la articulación con las organizaciones sociales serán claves para definir un resultado que impactará no solo en Buenos Aires, sino en el futuro político nacional. La polarización ya está en marcha, y solo la fuerza colectiva podrá frenar el avance de la derecha que pretende vaciar los sueños populares.