Con miles movilizados en Parque Lezama, la expresidenta reapareció por audio para denunciar el modelo de ajuste, endeudamiento y exclusión que encabeza Javier Milei. “Si no lo hacemos nosotros, los peronistas, no lo va a hacer nadie”, advirtió.
En un nuevo aniversario de la independencia argentina, Cristina Fernández de Kirchner rompió el silencio con un mensaje grabado que se convirtió en bandera de resistencia popular. A pesar de la prisión domiciliaria impuesta por la Corte Suprema, la expresidenta hizo oír su voz desde San José 1111, mientras una multitud colmaba Parque Lezama bajo una consigna clara: Cristina Libre, Patria Soberana.
El acto fue convocado por el colectivo Argentina con Cristina y se transformó en un festival de música, mística y memoria, con artistas como Teresa Parodi y Peteco Carabajal. Pero fue el audio de Cristina —emocionada, agripada y sin filtros— el que marcó el pulso político del 9 de Julio: “¿Somos independientes o estamos ejecutando políticas dictadas desde afuera?”, preguntó, y denunció una nueva etapa de dependencia colonial impuesta por el FMI y consolidada por el gobierno de Milei.
En un mensaje de nueve minutos, CFK volvió a poner el eje en el endeudamiento: “Más que una pared de vencimientos, lo que viene es una muralla infranqueable”. Según explicó, la Argentina debe al Fondo más de 65 mil millones de dólares, sumando el préstamo a Macri y las nuevas líneas habilitadas al actual gobierno. “El pueblo está endeudado, el Estado está endeudado y las empresas están quebrando. Este es el modelo Milei: deuda pública, deuda privada y deuda familiar”, sostuvo.
La expresidenta advirtió que el plan de ajuste es estructural y deliberado. “Quieren un país para el 30% más rico y condenar al resto a la resignación. Como en los 90, pero peor. Destruyen la clase media, ahogan a las familias, despiden trabajadores y nos dejan sin futuro”.
A lo largo del discurso, evocó el ejemplo de Néstor Kirchner y reclamó a la dirigencia peronista actuar con “cabeza, corazón y coraje”. Llamó a construir un proyecto para el 2027 y más allá, sin especulación ni miedo. “Este nunca fue el proyecto de país de los argentinos. Y si no lo enfrentamos nosotros, no lo va a hacer nadie”, lanzó.
El audio fue recibido entre lágrimas, aplausos y abrazos. Desde las veredas porteñas, vecinos gritaban su nombre mientras ella —con humor y ternura— agradecía las bocinas que le dedican cada día. Pero el tono de fondo fue claro: el poder judicial la encierra, el pueblo la libera.
Cristina no pidió permiso ni indulgencias: pidió organización, horizonte y decisión política. Lo que está en juego —dijo— no es una elección, sino la patria misma. Y frente a un gobierno que endeuda, entrega y reprime, la expresidenta volvió a señalar el único camino posible: defender la independencia, reconstruir la justicia social y volver a poner al pueblo en el centro del proyecto nacional. En la voz afónica de una mujer encerrada, volvió a hablar la historia.