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Nota Completa

JUJUY: EL LABORATORIO DE LA REPRESIÓN

Publicado : 03/07/2025
(Review)

El libro de Eli Gómez Alcorta y Valeria Vegh Weis desarma la maquinaria de castigo que Gerardo Morales montó en Jujuy para perseguir, encarcelar y disciplinar al movimiento popular. Un ensayo represivo que hoy Milei busca nacionalizar.

Desde que Milagro Sala fue encarcelada en 2016, Jujuy dejó de ser una provincia del norte argentino para convertirse en el epicentro de un experimento político, jurídico y represivo. Así lo plantean Eli Gómez Alcorta y Valeria Vegh Weis en “Jujuy: el laboratorio de la represión”, un libro imprescindible para entender cómo se ensaya, se legitima y se despliega el autoritarismo neoliberal desde las periferias hacia el centro.

Lo que empezó con la persecución a una mujer indígena, villera y peronista, devino en una política sistemática de criminalización de la protesta social, represión a pueblos originarios, control del Poder Judicial y blindaje mediático. Las autoras lo exponen con pruebas, teoría y compromiso: en Jujuy se armó un modelo de castigo que se presenta como legal, pero que vulnera cada principio democrático.

El gobierno de Gerardo Morales desplegó una reforma judicial para garantizar impunidad política y encarcelamiento opositor. El aparato judicial provincial fue transformado en un instrumento de persecución. Se prohibieron manifestaciones, se militarizaron territorios ancestrales, se reprimió con ferocidad. Todo con el aval de un poder mediático que estigmatizó y desinformó.

Pero lo más grave no es solo lo que pasó: es que ese modelo fue tolerado. Y ahora replicado. Hoy, bajo el gobierno de Javier Milei, se aplican las mismas recetas: represión de la protesta, demonización de la militancia, presos políticos, odio clasista. La violencia legalizada que se testeo en Jujuy se expande como método nacional.

“Jujuy: el laboratorio de la represión” no es solo una denuncia retrospectiva. Es una advertencia urgente. Las autoras lo dicen con claridad: donde hay impunidad, hay continuidad. Y donde hay silencio, hay complicidad.

Este libro no solo pone nombre a los responsables. Pone en palabras lo que muchos vivimos y denunciamos: que en Jujuy se está librando una batalla por la democracia real. Y que la prisión de Milagro Sala no es una excepción: es el símbolo de un país donde organizarse y luchar se castiga.

Leer este libro es un acto de memoria y resistencia. Pero sobre todo, es un acto de defensa de lo que aún queda de democracia.