El magnate tecnológico hizo una reflexión crítica sobre su gesto junto al presidente argentino, en un contexto de creciente rechazo al ajuste neoliberal.
En un giro inesperado, Elon Musk reconoció públicamente que su exhibición de la réplica de la motosierra entregada por Javier Milei, símbolo de su política de ajuste extremo, careció del necesario sentido de empatía. La declaración del empresario se produjo tras recibir críticas en redes sociales y en medio de un debate internacional sobre austeridad y techo de deuda.
El episodio al que alude Musk tuvo lugar en 2024, cuando Milei, en un evento político celebrado en Estados Unidos, obsequió la motosierra al empresario, quien la mostró ante la ovación de un público que celebraba la teatralización del recorte estatal y la precarización social. Sin embargo, la celebración de aquella puesta en escena se vuelve ahora objeto de análisis crítico, en un mundo donde las consecuencias sociales de los ajustes son cada vez más visibles.
Al responder a quienes le señalaron su actitud, Musk admitió que su actitud fue poco sensible, mientras mantiene su posición sobre la necesidad de controlar el gasto público para frenar el “despilfarro”. Esta tensión entre el espectáculo político y la realidad social desnuda las contradicciones del modelo que Milei intenta exportar.
En Argentina, donde los sectores populares ya sufren los impactos de las políticas de ajuste, la motosierra no es un simple símbolo, sino una amenaza concreta a derechos laborales, jubilaciones y programas sociales. La autocrítica del magnate norteamericano, lejos de ser un acto aislado, interpela a quienes celebran el ajuste sin medir su costo humano.
Mientras el debate global sobre la austeridad se intensifica, la escena del Milken Institute sirve como un recordatorio de que detrás de cada gesto teatral hay vidas afectadas, y que la empatía no puede seguir siendo la gran ausente en la política del ajuste.