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Nota Completa

QUIÉN ES QUIÉN EN LA HISTORIA ARGENTINA: PATRÓN COSTAS, EL AZUCARERO QUE IMPUSO EL FEUDO Y TEMIÓ QUE LOS POBRES LO MIRARAN A LOS OJOS

Publicado : 29/06/2025
(Review)

Dueño de ingenios y de vidas, Robustiano Patrón Costas encarnó la oligarquía feudal salteña, que gobernó con violencia y explotación. Su “policía paralela” y el trabajo esclavo en sus tierras son una herencia brutal que aún persiste en el norte argentino.

Nacido en 1878 en una familia de terratenientes, Patrón Costas fue más que un empresario: fue el patrón absoluto de una región que administraba como un feudo. Principal accionista del ingenio San Martín del Tabacal, su poder se sustentó en jornadas laborales de más de 16 horas, pagos en vales, condiciones cercanas a la esclavitud y vigilancia constante sobre miles de trabajadores indígenas —kolla, wichí y tobas— sometidos desde niños al dominio patronal.

La represión iba más allá de los capataces: Patrón Costas mantenía una “policía privada” que perseguía y baleaba a quienes intentaban escapar o reclamar, creando un clima de terror que no podía disimular. Denuncias periodísticas de la época y testimonios posteriores confirmaron la existencia de esta fuerza, símbolo del atraso y el control absoluto del patrón sobre sus tierras y personas.

Como político conservador, fue senador nacional y gobernador de Salta, además de candidato presidencial por la Concordancia en 1942, en un intento frustrado de perpetuar el fraude electoral y la hegemonía oligárquica. La llegada del peronismo representó una amenaza directa a su dominio. En la tradición oral se le atribuye la frase que resume su odio de clase: “Lo que yo nunca le voy a perdonar a Perón es que durante su gobierno, y luego también, el negrito que venía a pelear por su salario se atrevía a mirarnos a los ojos. ¡Ya no pedía. Discutía!”.

Patrón Costas murió en 1965, pero su legado no. Su apellido sigue ligado al poder concentrado en el norte argentino y a un sistema de privilegios heredados. Aunque circulan nombres vinculados a su familia en medios provinciales, la estructura oligárquica que construyó continúa operando bajo la discreción.

Contar su historia no es un ejercicio del pasado: es comprender las raíces profundas de la desigualdad estructural y la impunidad que sostienen a los poderosos. Es advertir que detrás de cada injusticia económica y social, hay patrones que aún no toleran que el pueblo los mire a los ojos.