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Nota Completa

BAJÓ LA CANASTA BÁSICA, PERO SIGUE CRECIENDO EL HAMBRE

Publicado : 13/06/2025
(Review)

El INDEC mostró una leve caída en el costo de la canasta alimentaria. El Gobierno festeja números mientras se multiplican la pobreza, la indigencia y el ajuste sobre los que menos tienen.

El gobierno de Javier Milei celebra que la Canasta Básica Alimentaria bajó un 1,4% en mayo. Pero detrás de ese festejo de planillas, lo que crece es el hambre. El mismo INDEC reconoce que una familia de cuatro personas necesitó $500.281 solo para comer y no caer en la indigencia. Y más de $1.110.000 para no ser pobre. ¿Quién puede festejar con esos números?

El descenso, el primero desde que asumió Milei, apenas representa $2.000 menos que en abril. No alcanza para torcer la brutal caída del poder adquisitivo, ni para tapar que en los últimos 15 meses la pobreza se disparó como efecto directo del ajuste libertario.

Con el pretexto del “déficit cero”, el oficialismo congeló jubilaciones, pulverizó ingresos y liberó precios. ¿El resultado? Cada vez más trabajadores formales, jubiladas y changarines debajo de la línea de pobreza. El recorte no es solo fiscal: es vital.

La radiografía del INDEC muestra lo que el Gobierno quiere ocultar: en el conurbano, los hogares populares están en emergencia. Una madre, su hijo y su madre jubilada necesitaron en mayo $884.186 para cubrir la Canasta Básica Total. Un hogar tipo, con dos niñxs, más de $1.110.000. Y una familia numerosa, con tres hijxs pequeños, $1.168.132 para no ser pobre y $526.185 para no ser indigente. Todo eso sin contar alquiler.

Detrás del maquillaje estadístico, la realidad duele. Según el propio informe oficial, la CBA y la CBT aumentaron cerca del 30% interanual, por debajo de la inflación. ¿Por qué? Porque las familias consumen menos: achican porciones, eliminan productos, saltean comidas. El número baja, pero no por políticas sociales, sino por desesperación.

No se trata solo de si una familia llega o no a cubrir una canasta. Se trata de un modelo que genera exclusión, hambre planificado y ajuste sobre los platos vacíos de lxs de abajo. Lo que el INDEC mide en pesos, el pueblo lo vive en estómago.