Massa y Máximo Kirchner avanzan en un frente electoral sin Kicillof y agitan las aguas del PJ provincial. La Plata acusa ruptura, mientras crece la presión por una mesa amplia.
El mapa del peronismo en la provincia de Buenos Aires volvió a sacudirse este fin de semana tras la confirmación de que Sergio Massa y Máximo Kirchner pusieron en marcha la conformación de un frente electoral para competir en las elecciones del 7 de septiembre, dejando fuera de las negociaciones al gobernador Axel Kicillof. El anuncio expuso fisuras que la foto de unidad del 18 de junio en Plaza de Mayo apenas había logrado maquillar.
La alianza, que podría llamarse simplemente “Peronismo”, ya puso a trabajar a los apoderados del Frente Renovador y del Partido Justicialista bonaerense. Por el massismo, Eduardo Cergnul y Sofía Vannelli; por el PJ, Gerónimo Ustarroz y Patricia García Blanco. El armado está a cargo de Facundo Tignanelli y Rubén Eslaiman, dos operadores de confianza de Máximo y Massa, respectivamente.
El próximo martes será clave: está prevista una convocatoria a otras fuerzas aliadas como Nuevo Encuentro, PSOL y Patria Grande, con el objetivo de definir las reglas internas, validar una junta electoral común y establecer la estrategia comunicacional del nuevo espacio.
Desde La Plata, sin embargo, el movimiento se leyó como una afrenta. “Se enteraron por los medios”, señalan desde el entorno de Kicillof. Aunque evitan el enfrentamiento público, la incomodidad es evidente: “Para nosotros, lo central es el encuentro de Axel con Cristina”, remarcan desde el círculo del gobernador, en referencia a la cumbre que precedió a la masiva movilización por CFK.
En el oficialismo provincial ven la maniobra como una jugada de pinzas para desplazar al mandatario. Un ministro habló de “locura” y acusó a Massa y Kirchner de “debilitar al peronismo en un momento crítico”. Desde el MDF (Movimiento por la Defensa Federal) se insinúa que el anuncio es más un posicionamiento que un acuerdo firme: “Se subieron el precio”, deslizó un intendente del Conurbano.
La estrategia de Kicillof, en cambio, apunta a sostener una representación fuerte dentro de una posible lista común. No se habla de “unidad” sino de “conjunción”, y la diferencia no es menor. En el plenario del MDF realizado días atrás, el gobernador ratificó su liderazgo y dejó en claro que su espacio tiene identidad y capacidad de movilización.
Con los plazos legales apremiando —el 9 de julio vencen las alianzas y el 19 las listas—, el peronismo bonaerense encara semanas decisivas. Lo que está en juego no es solo la ingeniería electoral, sino el tipo de oposición que se construirá frente al proyecto neoliberal y autoritario de Javier Milei. ¿Unidad real o frente de papel? En los pasillos del PJ todos lo saben: lo que se defina en la provincia, marcará el rumbo nacional.