Después de meses de distancia, la expresidenta y el gobernador bonaerense acordaron conformar una mesa política. Se abre un nuevo intento por recomponer al peronismo en la provincia.
La parálisis quedó atrás. Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof rompieron el hielo tras meses sin diálogo y pusieron en marcha el primer intento serio de reorganizar al peronismo bonaerense de cara a las elecciones del 7 de septiembre. El reencuentro, que parecía lejano hasta hace apenas unos días, fue posible gracias a un llamado telefónico entre ambos dirigentes y un encuentro reservado que se concretó en la noche del jueves en la Ciudad de Buenos Aires. Como resultado, se decidió avanzar en la conformación de una mesa política integrada por representantes de los distintos espacios para construir una estrategia común. El objetivo: evitar la dispersión y arribar a listas de unidad.
El gesto que reactivó el vínculo llegó desde el Instituto Patria. A través de su secretario, Cristina hizo llegar un mensaje a un colaborador del gobernador y luego mantuvo con Kicillof una conversación cordial. La charla fue breve, pero suficiente para acordar una próxima reunión y sentar las bases de un nuevo esquema de coordinación. Desde ambos entornos evitaron sobreactuar el acercamiento, aunque reconocen que se trató de un movimiento político necesario para contener la crisis de representación que atraviesa el campo nacional y popular.
El anuncio de la candidatura de CFK por la Tercera Sección Electoral había sorprendido a más de uno. Si bien en La Plata aseguran que el dato no generó molestia, hubo quienes deslizaron que habría sido deseable que se comunicara antes por canales internos. Pese a ello, en el entorno del gobernador destacan que su figura logró fijar tres condiciones clave: la fecha de los comicios, el calendario de cierre de frentes y la instalación del Movimiento Derecho al Futuro como espacio protagónico. La lectura es clara: si Cristina nacionaliza la elección bonaerense con su candidatura, la centralidad política del territorio se fortalecerá.
El desafío es lograr una síntesis que supere la mera negociación de nombres. Desde el kicillofismo insisten en que la unidad debe ser real y no una imposición de último momento. El ministro de Gobierno, Carlos Bianco, fue tajante: “No alcanza con cerrar listas. Hay que construir una estrategia política común, con una táctica electoral clara y objetivos compartidos a futuro”. Las heridas por el rechazo al presupuesto en la Legislatura aún están frescas, y el mensaje es que el respaldo no puede ser declamativo.
Sergio Massa también empieza a mover sus fichas. Si bien sigue conversando con Cristina sobre temas económicos, el Frente Renovador comenzó a ensayar un operativo clamor para que encabece la lista de diputados nacionales por la provincia. Intendentes de peso en la Primera Sección ya se lo pidieron y esperan una definición en el congreso partidario previsto para julio. Massa, por ahora, recorre el territorio, mide apoyos y prepara su reaparición.
Mientras tanto, este sábado, CFK viajará a Corrientes para respaldar la candidatura de Martín “Tincho” Ascúa, intendente de Paso de los Libres. La elección provincial del 31 de agosto se presenta como una prueba para el justicialismo correntino, golpeado por años de intervención. En la mirada de Cristina, el peronismo sólo podrá volver a ser opción si logra consolidar una oferta política sólida, con anclaje territorial y proyección nacional.