Pese a las presiones del Ejecutivo, Diputados aprobó mejoras previsionales y restituyó la moratoria. La votación estuvo acompañada por una masiva movilización popular.

El Congreso dio una señal política contundente ante meses de reclamos sociales, movilizaciones callejeras y represión ordenada por el Ministerio de Seguridad que encabeza Patricia Bullrich. Con una mayoría transversal y el quórum garantizado por el bloque de Unión por la Patria y aliados, la Cámara de Diputados aprobó un paquete de medidas clave: aumento del 7,2% en las jubilaciones mínimas, actualización del bono previsional a $110.000 y, contra todo pronóstico, restitución de la moratoria jubilatoria impulsada por el kirchnerismo. La votación fue abrumadora: 142 votos a favor, 67 en contra y 19 abstenciones. También se dio media sanción al proyecto de emergencia en discapacidad, que recompone prestaciones y pensiones no contributivas.

Desde temprano, una multitud rodeó el Congreso: jubilados, personas con discapacidad, trabajadoras del Hospital Garrahan, organizaciones feministas y sociales confluyeron en una jornada marcada por la resistencia y la demanda de justicia social. A pesar del despliegue policial, no hubo represión. Tampoco logró avanzar el operativo de boicot impulsado por la Casa Rosada: los gobernadores Martín Llaryora, Raúl Jalil y Gerardo Zamora decidieron no sumarse al ausentismo planificado. Milei, sin poder bloquear la sesión, recurrió a las redes sociales: “Que el Senado no apruebe esta demagogia populista”, escribió en X.

La discusión previsional arrancó pasadas las 15. Victoria Tolosa Paz fue la encargada de exponer los consensos alcanzados. Con la moratoria incluida, el bloque oficialista vio desarmada su estrategia: las abstenciones de Encuentro Federal y Democracia Para Siempre permitieron la aprobación del dictamen de minoría. “No tenía sentido votar en contra de los jubilados si el Gobierno igual va a vetar”, confesó un legislador que prefirió el silencio antes que el costo político.

Desde el Ejecutivo, Guillermo Francos adelantó que Milei vetará las leyes votadas. “No se pueden pagar”, dijo frente a empresarios. La réplica llegó rápido: “Si la veta, que se haga cargo”, desafió Carlos Heller. Nicolás Massot advirtió que el Congreso no puede ser rehén del Excel libertario: “No todo es vetable”. Pichetto fue más allá: “Hay malestar social. No alcanza con la macro. Cuidado con creer que así se gana una elección”.

En medio de la sesión, Gisela Marziotta —recién operada de una hernia de disco— llegó al recinto para garantizar el quórum. “Odian a los jubilados, a los médicos, a los estudiantes. El programa de Milei es el odio como política”, sentenció. En las gradas, la presencia del exdiputado Jorge Rivas sintetizó la jornada: derechos conquistados que vuelven a ser bandera de lucha.

La ley de emergencia en discapacidad también fue aprobada con una amplia mayoría. Daniel Arroyo, su autor, remarcó que “hay una catástrofe en el sistema” y subrayó que la norma combina “humanidad y racionalidad económica”. Se aprobó con 148 votos afirmativos y busca recomponer los aranceles congelados desde diciembre de 2023 y actualizar automáticamente las pensiones no contributivas.

Toda la iniciativa fue girada al Senado, donde el bloque de Unión por la Patria ya anticipó que pedirá tratamiento urgente. El Gobierno, por su parte, redobla su apuesta: si hay mejoras para los sectores más vulnerables, promete vetarlas. La calle, sin embargo, volvió a demostrar que no se rinde. Y el Congreso, aunque tensionado, empieza a reaccionar.