La jueza pidió levantar el secreto bancario del Presidente y de su hermana. No se presentaron a la audiencia civil por daños y perjuicios.
Javier Milei empieza a sentir el rigor de la Justicia. Más de tres meses después de haber promovido públicamente la fallida criptomoneda $LIBRA, la jueza federal María Servini solicitó al Banco Central el levantamiento del secreto bancario sobre las cuentas del Presidente y de su hermana Karina. La medida, tomada en el marco de una investigación penal bajo secreto de sumario, apunta a determinar su evolución patrimonial tras la difusión del tuit que dio origen a una estafa millonaria. El expediente, a cargo del fiscal Eduardo Taiano, incluye también el congelamiento de bienes de los empresarios involucrados, a quienes los Milei recibieron personalmente en Casa Rosada.
La jueza ya contaba con pruebas clave: imágenes de las cámaras de seguridad de un banco que muestran a la madre y a la hermana de Mauricio Novelli, uno de los principales imputados, retirando bolsos sospechosamente abultados de las cajas de seguridad que habían abierto días antes. Según la PFA, ese movimiento se dio el primer día hábil posterior a la promoción presidencial de la cripto. Cuando la Justicia allanó las cajas, ya estaban vacías.
En paralelo, Milei y su hermana se ausentaron sin aviso a la audiencia de mediación convocada por una demanda civil iniciada por 25 damnificados, argentinos y extranjeros, que reclaman más de 4,5 millones de dólares. Ni siquiera enviaron representantes legales. La ausencia podría abrir una nueva querella contra los hermanos, esta vez en el fuero civil. La sombra de la criptoestafa, lejos de disiparse, se cierne sobre el corazón del poder.