El INDEC informó un 2,8% de inflación en abril. El gobierno celebra el número, mientras se profundiza el ajuste y empeora la vida de millones.
El índice de precios al consumidor marcó un 2,8% en abril, según informó este miércoles el INDEC. Es el primer dato oficial tras la salida del cepo cambiario y la aplicación del nuevo régimen de bandas para el dólar. Desde el Gobierno intentan mostrarlo como un logro de la gestión, pero en la calle se siente otra cosa: el consumo se desploma, los salarios siguen perdiendo y los alimentos no dejan de subir.
Con esta cifra, la inflación acumulada en el primer cuatrimestre del año trepa al 11,6%, mientras que la variación interanual llega al 47,3%. Los rubros que más aumentaron fueron restaurantes y hoteles (4,1%) y recreación y cultura (4%), pero alimentos y bebidas, el corazón del gasto popular, volvieron a subir por encima del promedio: 2,9%, con fuertes alzas en carnes, panificados y lácteos.
Los números más bajos se vieron en transporte (1,7%) y equipamiento del hogar (0,9%), empujados por la decisión oficial de congelar tarifas y contener los precios regulados para no acelerar el índice general.
Se trata del primer índice de la era post-cepo, con un dólar que navega entre bandas y un equipo económico enfocado en garantizar ganancias financieras, sostener el superávit y disciplinar a los trabajadores. El techo a las paritarias, la licuación de jubilaciones y salarios, la recesión brutal y el freno a las obras públicas configuran un escenario donde la inflación baja, pero a costa de una caída estrepitosa en el nivel de vida.
Mientras Milei y Caputo festejan en la city, los datos muestran una economía cada vez más chica, más desigual y más dolorosa. La caída del consumo, el cierre de comercios y la pérdida de empleos no figuran en las planillas del INDEC, pero definen el pulso real de un país que ya no tolera otro ajuste.