El gobernador bonaerense presentó la reedición de su libro “Volver a Keynes” en un acto colmado de referentes políticos, donde aprovechó para marcar diferencias con el gobierno de Milei y defender el rol del Estado en la economía y la cultura.
La Sala José Hernández del Pabellón Rojo estuvo llena. Entre libros, aplausos y celulares en alto, Axel Kicillof volvió a instalar una discusión incómoda para el gobierno nacional: el rol del Estado en la economía argentina. Lo hizo desde un lugar simbólico —la Feria del Libro— y con el marco de una presentación editorial que desbordó el terreno académico para transformarse en acto político. Rodeado por Pedro Saborido, Florencia Halfon y su editor Carlos Díaz, el gobernador bonaerense cuestionó con dureza las ideas de Javier Milei, reivindicó el pensamiento de John Maynard Keynes y sintetizó su identidad política con una frase que fue ovacionada: “Yo no soy keynesiano, soy peronista”.
Durante más de una hora, Kicillof alternó referencias teóricas con datos duros y frases con filo. Citó cifras oficiales del Indec para denunciar el deterioro del empleo y de la industria desde la llegada de Milei al poder. Según la última EPH, la desocupación en la provincia alcanzó el 8,3% en el tercer trimestre del año pasado, con un impacto mayor en mujeres. Y mencionó un informe de la Onudi que ubicó a la Argentina como el país con mayor caída industrial del mundo en 2024. “Esto es lo que pasa cuando el mercado queda librado a su suerte: hay salarios que no alcanzan, medicamentos que no se compran y fábricas que cierran”, advirtió.
Pedro Saborido aportó el tono irónico y popular, con una intervención que logró lo improbable: unir economía con pizza fría. “¿Es normal desayunar con pizza que sobró de la noche anterior?”, preguntó. Y trazó un paralelismo con los sentidos comunes que hoy dominan el discurso oficial. “Nos quieren convencer de que es normal que los jubilados cobren menos o que se desfinancien los hospitales. Pero no lo es. Solo repiten una norma que favorece a los mismos de siempre”. Kicillof recogió la imagen: “Estamos los que comemos pizza fría… y los que queremos a Keynes”.
El libro, publicado originalmente en 2007 y reeditado ahora por Siglo XXI, surgió como respuesta al sesgo neoliberal en las cátedras universitarias. “Nos decían que Keynes era otra cosa. Así que lo fuimos a leer. Y ahí empezó todo”, contó el autor. Desde ese recorrido intelectual, Kicillof plantea que las herramientas económicas no pueden estar por encima de los objetivos políticos: “No hay que casarse con una teoría. Lo que importa es para qué se gobierna”.
Entre las críticas a Milei, se destacó la denuncia por el aislamiento internacional que, según Kicillof, debilita las posibilidades de desarrollo. “Le dio la espalda a Latinoamérica. Nosotros creemos en otra lógica: la de construir soberanía con los países de la región, con los que tenemos historia y futuro en común”. En un pasaje inesperado, incluso mencionó a Donald Trump para contraponerlo al presidente argentino: “Aunque no comparto su ideología, él protegió su industria. Milei hace lo contrario”.
El cierre tuvo tono de mitin. Con el respaldo de ministros, legisladores y más de una decena de intendentes bonaerenses, el acto fue también una señal política de volumen y alineamiento. “El ataque del presidente no es contra mí, es contra el Estado, contra el trabajo, contra la Argentina real. Y frente a eso, hay que responder con ideas, con organización y con esperanza”, concluyó.