Fue uno de los pilares de la defensa argentina en la final contra Países Bajos. Ídolo indiscutido de Talleres de Córdoba y referente del fútbol nacional, falleció este lunes a los 77 años.

Luis Adolfo Galván, defensor central e integrante clave del seleccionado argentino que se consagró campeón del mundo en 1978, murió este lunes 5 de mayo a los 77 años. Estaba internado desde marzo por una afección renal que se agravó tras contraer un virus intrahospitalario. La neumonía bilateral terminó por deteriorar su estado de salud.

Nacido en Santiago del Estero en 1948, Galván fue símbolo de Talleres de Córdoba, donde jugó 503 partidos, convirtiéndose en el jugador con más presencias en la historia del club. También participó del Mundial de España 1982 y tuvo un paso destacado por equipos como Belgrano, Central Norte y Bolívar de Bolivia, aunque su retiro lo encontró otra vez en la “T”, en 1987.

Su consagración llegó bajo la dirección de César Luis Menotti —quien falleció exactamente un año antes—, cuando integró como titular todos los partidos del Mundial 78, incluyendo la recordada final ante los Países Bajos. Fue una de las figuras más sólidas de aquel equipo y su actuación en la final fue calificada con un 10 por la prensa especializada.

Talleres despidió a su ídolo con un emotivo comunicado donde destacó su rol como formador: tras colgar los botines, Galván dirigió durante más de dos décadas las escuelas de fútbol del club, promoviendo el desarrollo de las divisiones inferiores y del fútbol femenino. “No solo fue un referente dentro del campo de juego, sino también un ejemplo de humildad, esfuerzo y amor por los colores de Talleres”, expresó la institución.

La AFA también expresó su pesar, al igual que Mario Kempes, quien lo recordó como “un compañero de lucha y gloria” y “un ser humano excepcional”.

Luis Galván deja una huella imborrable en la historia del fútbol argentino. Su nombre, su entrega y su legado seguirán vivos en la memoria colectiva de un país que lo vio defender con grandeza la celeste y blanca.