El ataque contra Roberto Navarro fue un acto de violencia política. No fue casual: llegó horas después de que Javier Milei llamara a “odiar más” a los periodistas. El golpe lo recibió Navarro, pero la amenaza es para toda la prensa crítica.

No lo golpearon solo a él. A través de Roberto Navarro, el mensaje fue directo y brutal para todos los que hacemos periodismo en la Argentina: “sabemos quiénes son, y podemos ir por ustedes”. Lo atacaron por la espalda, en un hotel céntrico de Buenos Aires, pocas horas después de que el presidente de la Nación volviera a incitar al odio contra los periodistas, pidiendo abiertamente que la sociedad los odie más. Eso no es libertad de expresión. Eso es violencia política.

Desde ADN Populares expresamos nuestra más profunda solidaridad con Roberto Navarro y nuestro enérgico repudio a la agresión cobarde y brutal que sufrió. No se trata solo de un hecho delictivo: se trata de un acto de amedrentamiento contra quien dirige un medio crítico, independiente, y comprometido con la verdad. Es un ataque a la prensa libre.

Como director de este medio, no puedo ni quiero escribir estas líneas desde la distancia ni desde la tibieza. Lo que sufrió Navarro fue un intento de disciplinamiento a través del miedo. Un golpe que busca callar, intimidar, marcar la cancha. Un ataque físico que se alimenta del discurso de odio que Javier Milei difunde desde su investidura. Y lo más grave: con total impunidad.

Cuando un presidente llama “sicarios con credencial” a los periodistas y sus palabras no tienen costo institucional ni social, estamos ante un retroceso democrático. Y cuando esas palabras se transforman en puños, estamos ante un punto de quiebre. La agresión a Navarro no es un hecho aislado: es el resultado de un clima político donde se persigue al que piensa distinto, se demoniza al que informa, se amenaza al que molesta.

Este no es solo un ataque contra El Destape. Es un ataque contra el periodismo, contra la libertad de expresión, contra el derecho a preguntar, a investigar, a decir la verdad aunque incomode. Hoy fue Navarro. Mañana puede ser cualquiera de nosotros. Y si la sociedad no reacciona, si los medios callan por miedo o conveniencia, el silencio será cómplice.

Desde ADN Populares no vamos a bajar la voz. No lo hicimos nunca y mucho menos lo haremos ahora. La violencia no nos va a detener. Seguiremos haciendo periodismo, diciendo lo que el poder no quiere escuchar y acompañando a quienes, como Roberto, se animan a incomodar.

Presidente Milei: hágase cargo. La violencia verbal que usted promueve ya se transformó en violencia física. Y el daño que está haciendo no se mide en likes ni en encuestas: se mide en golpes, en miedo y en el deterioro de nuestra democracia.

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Gustavo Cano, director de ADN Populares