A los 88 años, falleció el Papa Francisco, cuyo papado estuvo marcado por su defensa de los derechos humanos, la justicia social y la lucha contra la pobreza.
El Papa Francisco falleció este 21 de abril a los 88 años en la Casa Santa Marta, su residencia en el Vaticano. Tras un largo y trascendental pontificado de 12 años, su muerte marca el fin de una era en la Iglesia Católica. Francisco, quien volvió a retomar su actividad pública durante la Semana Santa después de una reciente hospitalización, dejó un legado profundamente ligado a la lucha por los más pobres, la defensa del medio ambiente y la pacificación de los conflictos bélicos.
Jorge Mario Bergoglio, quien adoptó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, fue elegido Papa en marzo de 2013. Fue el primer Papa jesuita y latinoamericano en la historia, lo que provocó tanto admiración como críticas. Su postura firme contra las injusticias sociales y su énfasis en una "Iglesia de los pobres" fueron constantes a lo largo de su pontificado. En palabras suyas: "Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos".
Durante su papado, Francisco se destacó por su defensa del medio ambiente, impulsando la encíclica "Laudato si" en 2015, en la que llamó a una "conversión ecológica". También destacó por su enfoque humanitario, atendiendo la situación de los migrantes, los más vulnerables y los afectados por las guerras, un tema recurrente en sus mensajes, como lo fue el de la reciente Pascua.
Francisco también trabajó por una Iglesia más transparente. Durante su papado, implementó reformas financieras y judiciales dentro del Vaticano, y dio pasos significativos en la inclusión de las mujeres en diversas esferas de la Iglesia. Sin embargo, sus esfuerzos fueron a menudo desafiados por sectores más conservadores, que lo acusaban de ser demasiado progresista.
A lo largo de su pontificado, Francisco no solo abordó cuestiones espirituales, sino que también se comprometió con la realidad política y social, desafiando a los poderes establecidos. Su discurso contra las guerras, la desigualdad económica y el cambio climático fue firme y constante. En varias ocasiones, Francisco denunció la ultraderecha, señalando que "la ultraderecha se recompone siempre porque es centrípeta, no es centrífuga. No crea hacia afuera posibilidades de reforma. La derecha siempre es centrípeta. El antídoto es la justicia social, no hay otra". Esta postura lo convirtió en un referente de la lucha por la equidad global y la solidaridad internacional.
Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Bergoglio había tenido una vida marcada por la dedicación al sacerdocio y la enseñanza. Durante su juventud, vivió la dureza de la dictadura militar argentina, un período que lo marcó profundamente. A lo largo de los años, su figura fue objeto de controversia, especialmente por su rol en esos años oscuros de la historia de Argentina. Sin embargo, sus defensores destacan sus esfuerzos por proteger a aquellos perseguidos por el régimen.
A lo largo de su pontificado, Francisco fue un incansable viajero. Realizó 48 viajes internacionales, incluyendo visitas a países como Irak, Canadá, Japón y los Estados Unidos, donde se enfrentó directamente con la postura conservadora de algunos sectores de la Iglesia. Su postura sobre la pobreza, los derechos humanos y el cambio climático lo posicionaron como una figura controversial, pero siempre firme en su visión.
La última etapa de su vida estuvo marcada por problemas de salud que lo llevaron a múltiples internaciones, la más reciente en febrero de 2025, cuando estuvo en el Policlínico Gemelli debido a complicaciones respiratorias. Sin embargo, nunca dejó de trabajar y siguió tomando decisiones importantes hasta sus últimos días.
A pesar de las dificultades, Francisco continuó con su mensaje de esperanza. En sus últimos meses, publicó su autobiografía, "Spera", en la que reflexionaba sobre su vida y el futuro de la humanidad. Su último mensaje, como siempre, fue uno de esperanza y solidaridad, destacando la necesidad de avanzar hacia un futuro más justo y fraterno.
Su muerte ha dejado un vacío profundo en el Vaticano y en millones de creyentes de todo el mundo. El cónclave para elegir a su sucesor ya ha comenzado, y el mundo aguarda con expectación quién será el próximo líder de la Iglesia Católica.