Mientras avanza el procesamiento por el intento de golpe en Brasil, el expresidente reaparece en una camilla con su ya clásica dolencia abdominal. La justicia no puede notificarlo y gana tiempo clave para negociar una amnistía parlamentaria que lo salve de la cárcel. Todo muy oportuno.
El viernes a las 10.30h, el Supremo Tribunal Federal, la máxima instancia jurisdiccional de Brasil, publicó el procesamiento del expresidente Jair Bolsonaro y otros 7 de sus principales aliados, medida que había decidido por unanimidad el 26 de marzo. De esa forma, todos estaban formalmente imputados por los delitos relacionados con el intento de golpe de estado del 8 de enero de 2023.
10 minutos después, Bolsonaro, que se encontraba en una gira nacional pidiendo “amnistía humanitaria” -el domingo anterior había encabezado un acto en la ciudad de San Pablo ante 45 mil simpatizantes- en una ciudad del estado norteño de Rio Grande do Norte y, de la nada, tuvo una recaída y el show comenzó: traslado en helicóptero a un hospital de Fortaleza, capital del estado, fotos posando de víctima en una camilla con el oportuno comunicado emotivo evocando la cuchillada recibida en 2018 e insistiendo en la tesis de la “amnistía” (https://www.instagram.com/p/DIUUfLxP_YC).
El sábado 12 la familia alegó que hubo una complicación en la salud y su esposa restringió las visitas al círculo familiar. De inmediato fue trasladado a Brasilia y lo que era una “distensión abdominal” se transformó en una “obstrucción abdominal” que hizo necesaria una intervención quirúrgica de las 10 hs hasta las 21:20 hs del domingo 13.
Según los médicos, la recuperación será larga y lenta, por lo que deberá permanecer en la UTI, sin previsión de alta, aunque se calcule que podrán ser unas 3 semanas.
Mientras tanto, en lo inmediato, la justicia no puede notificarlo de la resolución firme del viernes 11, pero sí lo ha hecho con los coimputados a los que ya les empezó a correr el plazo de seis días para presentar defensa y ofrecer pruebas. Esto significa una ventaja procesal inmensa, ya que, aunque el proceso corra bajo secreto de sumario, las vías “informales de información” están al rojo vivo y el expresidente podría saber de antemano cómo defenderse de posibles acusaciones en su contra de los otros procesados.
Por otro lado, esta demora lo beneficia, ya que siguen las tratativas en el congreso para votar la ley de la “amnistía humanitaria” que lo salvaría de la cárcel posible. Ya hay 261 diputados que firmaron el tratamiento en el pleno en carácter de urgencia (2 más de los necesarios) del proyecto de ley. El gobierno de Lula está negociando con partidos del “centro”, que hoy son parte de la base aliada, que retiren las firmas y lo estaría consiguiendo (se retiraron 7, ya que eran 269 los firmantes). Es una carrera contra el tiempo…
Posiblemente el tema de la salud sea verdadero, eso no se puede cuestionar sin datos concretos. Pero es bueno recordar que esta es la 8.ª vez que Bolsonaro se interna cuando tiene algún revés político o jurídico (https://www.diariodocentrodomundo.com.br/pela-8a-vez-bolsonaro-se-interna-no-dia-em-que-se-ve-envolvido-em-escandalo/) y que, procesalmente, es todo muy conveniente. “Cosas veredes, Sancho”.