Una encuesta nacional revela que la mayoría de los argentinos ve el nuevo pacto como una muestra de debilidad. Caen las expectativas, crece el rechazo y se desploma la imagen del Presidente.
Una nueva encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), dirigida por Roberto Bacman, confirma que el respaldo social a Javier Milei se desmorona. El 54% de la población tiene malas o muy malas expectativas sobre la recuperación económica, y más de la mitad considera que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional no fortalece al Gobierno, sino que lo debilita. En lugar de generar confianza, el nuevo préstamo profundizó el malestar.
El relevamiento, basado en 1.800 casos representativos en todo el país, muestra una caída sostenida de la imagen presidencial: solo el 42% tiene una visión positiva de Milei, mientras que el 57% lo evalúa negativamente. El derrumbe se acentúa entre trabajadores, jubilados y votantes independientes, sectores clave que comienzan a alejarse del oficialismo.
“El ciudadano común no siente que la situación mejore. Al contrario, no llega a fin de mes, ve que la inflación sigue y que la inseguridad crece”, resume Bacman. La crisis del Criptogate, que salpica al propio Presidente, terminó de horadar su credibilidad: muchos lo ven hoy como otro político más, lejos del outsider que prometía cambiarlo todo.
El FMI sigue siendo, para la mayoría, un símbolo de ajuste y sufrimiento. El 60% de los encuestados lo identifica con crisis económicas, y 5,5 de cada 10 personas creen que recurrir al organismo es una señal de debilidad. Incluso entre quienes votaron a Milei en el balotaje, uno de cada cinco rechaza el acuerdo.
Los sectores más afectados son también los más críticos. El 61,2% apoya las protestas de los jubilados frente al recorte del poder adquisitivo, mientras que el congelamiento de los salarios y la caída del consumo masivo alimentan el descontento generalizado. Con 16 meses consecutivos de retracción en supermercados, el bolsillo ya no resiste.
Según Bacman, el nuevo acuerdo responde a una urgencia política: “Milei necesitaba dólares para llegar con aire a las elecciones legislativas de octubre”. Pero advierte que el préstamo implica “una devaluación encubierta” que puede disparar aún más la inflación y agravar el clima social.
Mientras el Gobierno celebra el supuesto levantamiento del cepo, la realidad cotidiana empuja en sentido contrario. El dólar paralelo volvió a subir, las reservas caen y los precios reales —los que se ven en la góndola— siguen muy por encima de las cifras oficiales. El shock de confianza que Milei buscaba no llegó. Y el tiempo político se le acorta.