La participación de las y los asalariados en el PBI fue la más baja desde 2016. El Indec registró también una caída de las ganancias empresarias y del empleo registrado. Crecen los cuentapropistas y el trabajo precario.
El modelo económico de Javier Milei produjo una fuerte caída en la participación de los salarios dentro del producto: en 2024, la remuneración al trabajo asalariado representó apenas el 44,1 por ciento del valor agregado bruto (VAB), una de las cifras más bajas desde el retorno de la democracia. A pesar de una retracción también en las ganancias empresarias –que fueron el 42,7 por ciento del ingreso nacional–, los datos del Indec muestran que el ingreso fue apropiado mayormente por cuentapropistas y trabajadores no registrados, cuya participación en el PBI se incrementó hasta el 14,6 por ciento. En paralelo, se desplomó el empleo industrial, cayó el trabajo registrado y crecieron las horas laborales por puesto, reflejo de un ajuste que recae sobre los sectores populares.
El informe “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra”, publicado por el Indec, analiza la distribución del producto entre el capital, el trabajo y los trabajadores por cuenta propia. En el cuarto trimestre de 2024, la participación de la remuneración al trabajo asalariado (RTA) fue del 45,2 por ciento del VAB, apenas 0,28 puntos por encima del mismo período de 2023. En contraste, el excedente de explotación bruto (EEB) –la parte que se llevan los empresarios– cayó a 40,6 por ciento, con una baja interanual de 2,28 puntos. Esta caída se explicó por el retroceso de las ganancias en sectores clave como la industria manufacturera (-2,31 p.p.), la agricultura y ganadería (-1,19 p.p.) y el comercio (-1,09 p.p.).
Sin embargo, esa caída no se tradujo en una mejora de los ingresos de los asalariados. En el balance anual, la RTA cayó 1,38 puntos porcentuales frente a 2023, ubicándose en 44,1 por ciento del producto. La baja de las ganancias empresarias fue de apenas 0,48 puntos. El principal ganador relativo del nuevo esquema de distribución fue el ingreso mixto bruto (IMB), que agrupa a cuentapropistas y autónomos: su participación creció 0,63 puntos en un año, alcanzando el 14,6 por ciento.
La precarización del trabajo también se refleja en la evolución de los puestos laborales. En 2024 se contabilizaron 22,6 millones de empleos, apenas un 0,3 por ciento más que el año anterior. Pero ese número esconde una caída del 1,1 por ciento en los puestos registrados y un crecimiento de los no asalariados (+2,2 por ciento) y no registrados (+1,3 por ciento). Además, las horas trabajadas por puesto crecieron un 0,4 por ciento, lo que indica una mayor carga laboral sobre menos trabajadores formales.
En el último trimestre del año, siete sectores de la economía destruyeron puestos de trabajo. La industria manufacturera encabezó la lista con una caída del 6,6 por ciento en el empleo. Le siguieron electricidad, gas y agua (-6,4 por ciento), transporte y comunicaciones (-2,5 por ciento), minería (-2,3), construcción y administración pública (-1,8 por ciento en ambos casos). Paradójicamente, la minería fue uno de los pocos sectores con aumento de producción, lo que vuelve aún más visible la desconexión entre crecimiento y empleo en el actual esquema económico.
También se amplió la brecha entre sectores en relación a la carga horaria. La pesca fue la actividad con más horas trabajadas por puesto (2.983 anuales), seguida por minería (2.347) y transporte (1.972). En el otro extremo, la enseñanza privada y pública registraron las menores cargas horarias, con 858 y 899 horas por año respectivamente.
Con salarios a la baja, caída del empleo registrado y aumento del trabajo informal, los datos del Indec confirman que la recesión actual no reparte esfuerzos ni sacrificios: se descarga con más crudeza sobre los trabajadores formales y las clases medias bajas, al tiempo que expulsa hacia la informalidad a miles de personas.