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DÓLAR UNIFICADO: UN PARCHE EN UNA ECONOMÍA SIN RUMBO

Publicado : 14/04/2025
(Review)

La decisión de unificar el tipo de cambio a 1.250 pesos busca simular estabilidad, pero expone los límites de un modelo que no genera dólares, destruye el mercado interno y alimenta la bicicleta financiera.

En el intento de contener la corrida y proyectar una imagen de control, el Gobierno decidió avanzar con la unificación del tipo de cambio. A partir de ahora, el dólar oficial cotiza a 1.250 pesos, una cifra que marca un nuevo salto devaluatorio en apenas cuatro meses de gestión. La medida se presenta como parte de una estrategia para normalizar el frente cambiario, pero detrás de la retórica técnica se esconde una realidad preocupante: la economía argentina sigue sin generar dólares genuinos y las reservas del Banco Central están virtualmente agotadas.

El relato oficial festeja el supuesto fin de la brecha, aunque esta persiste en el mercado informal. La nueva cotización, impuesta de facto por la escasez de divisas, representa un golpe para importadores, pequeñas industrias y consumidores, pero mejora las condiciones para quienes especulan con la bicicleta financiera o aprovechan el tipo de cambio para fugar capitales. Es una medida que traslada el ajuste a los sectores productivos y populares, mientras favorece al capital concentrado.

A esto se suma una intervención del Banco Central que, lejos de consolidar confianza, revela la fragilidad del sistema. En las últimas semanas, la autoridad monetaria intensificó el control sobre los bancos y limitó el acceso al mercado de cambios para operaciones vinculadas a importaciones. El mensaje es claro: no hay dólares suficientes para sostener el modelo, por lo tanto se administran como un bien escaso y estratégico. Pero sin una política industrial, sin fomento al consumo interno y con un comercio exterior en retroceso, la escasez no hará más que profundizarse.

La unificación del tipo de cambio no es, en sí misma, una solución estructural. Puede ser un paso en una estrategia de estabilización, pero implementada en este contexto y bajo este enfoque, se convierte en un simple acto contable para intentar calmar los ánimos del mercado. La inflación sigue en niveles de dos dígitos mensuales, el salario real cae en picada, y la actividad económica retrocede. En este escenario, cualquier "unificación" es solo maquillaje.

El modelo de Milei se sostiene sobre tres pilares: licuación, ajuste fiscal y represión cambiaria. Ninguno de esos elementos genera dólares ni mejora las condiciones de vida de las mayorías. La foto del dólar a 1.250 puede durar algunas semanas, pero la película muestra una economía sin horizonte de desarrollo ni inclusión. Cuando el mercado vuelva a pedir una nueva corrección, ya no habrá margen para más parches.

Lo que está en disputa no es sólo el precio del dólar, sino el sentido de la política económica. Y si la respuesta del gobierno frente a la crisis es seguir beneficiando a los ganadores de siempre, la salida no será ni ordenada, ni justa, ni sostenible.