En un año de ajuste brutal, casi medio millón de trabajadores dejaron de aportar al sistema previsional. Crece la informalidad y se resiente el financiamiento de la seguridad social.
El modelo libertario avanza y, con él, se profundiza la crisis del empleo. En solo un año de gobierno de Javier Milei, se perdieron 449.203 aportantes a la seguridad social. Detrás de este número frío se esconde una realidad brutal: cientos de miles de personas que quedaron fuera del sistema, víctimas del ajuste, la recesión y la precarización laboral.
Los datos de la Subsecretaría de Seguridad Social son contundentes. En noviembre de 2023, había 13.097.626 trabajadores aportando al sistema. Un año después, la cifra cayó a 12.648.423. La ecuación es simple: cuando hay menos aportantes, el financiamiento de la seguridad social tambalea y el futuro de las jubilaciones se vuelve cada vez más incierto.
La mayor caída se registró entre los trabajadores independientes. En un país donde el monotributo es casi un sinónimo de trabajo precario, la cantidad de inscriptos cayó en 19.609 personas. Pero el dato más preocupante es el de los autónomos: 267.856 trabajadores dejaron de aportar, una cifra que da cuenta de la desaparición masiva de pequeñas y medianas unidades productivas.
El ajuste también golpeó a los asalariados. En el sector privado, la pérdida fue de 85.598 trabajadores, mientras que en el sector público se registraron 85.017 bajas. La política de Milei es clara: menos empleo registrado, más precarización y un Estado cada vez más reducido.
Mientras tanto, la informalidad sigue en ascenso. Con una población ocupada de aproximadamente 20 millones de personas, se estima que hay al menos 7,5 millones de trabajadores sin ningún tipo de protección laboral ni acceso a la seguridad social. Son quienes quedan a la intemperie ante cualquier crisis, sin derechos, sin jubilación y sin obra social.
El discurso oficial habla de “libertad” y “ajuste necesario”, pero la realidad es otra: menos empleo registrado, menos aportes y un sistema previsional cada vez más debilitado. El gobierno de Milei no solo ajusta el presente, sino que también condena el futuro de millones de argentinos.