La Asociación de Reporteros Gráficos responsabiliza a la ministra de Seguridad por la agresión sufrida por Pablo Grillo, quien fue impactado por un cartucho de gas lacrimógeno durante una protesta. La violencia contra la prensa sigue en aumento.
La imagen de Pablo Grillo, fotógrafo de 34 años, desplomándose inconsciente tras ser impactado por un cartucho de gas lacrimógeno disparado por un policía, se viralizó en cuestión de minutos. El hecho ocurrió durante la cobertura de una manifestación de jubilados e hinchas frente al Congreso de la Nación, y desató una ola de indignación que culminó con un pedido contundente: la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) exigió la “renuncia indeclinable” de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y que sea puesta a disposición de la justicia.
El video que captó el momento de la agresión es contundente. Grillo aparece agachado, enfocado en su trabajo, cuando un policía le apunta directamente y dispara el cartucho que lo impacta en la cabeza. La escena, que parece sacada de un contexto de guerra, no es un hecho aislado. Es parte de un patrón de violencia institucional que los reporteros gráficos vienen denunciando desde hace meses, especialmente desde que Bullrich implementó un protocolo de seguridad que ARGRA calificó como “inconstitucional e ilegal”.
En un comunicado duro y sin medias tintas, ARGRA responsabilizó a Bullrich por el ataque a Grillo y por la escalada de violencia contra los trabajadores de prensa. “La ministra ha demostrado una total falta de responsabilidad y control sobre las fuerzas de seguridad”, señaló la asociación, recordando que ya habían alertado sobre los riesgos del protocolo implementado en diciembre de 2023.
Pero las advertencias cayeron en saco roto. Desde entonces, numerosos reporteros gráficos han sido víctimas de agresiones durante coberturas de protestas y movilizaciones. Para ARGRA, el ataque a Grillo es la gota que rebalsó el vaso. “No podemos permitir que los periodistas sean considerados objetivos a reprimir”, afirmaron, y advirtieron que, si el presidente Javier Milei no actúa, considerarán al gobierno cómplice de los delitos cometidos por la ministra.
Pablo Grillo: entre la vida y la muerte
Mientras la polémica crece, Pablo Grillo lucha por su vida en el Hospital Ramos Mejía, donde fue operado de urgencia tras el impacto. Su padre, Fabián Grillo, confirmó que su estado sigue siendo grave y que el pronóstico es reservado. “Pablo siempre trabajó de forma independiente, documentando eventos políticos y sociales. Es un chico comprometido con su trabajo”, expresó, visiblemente afectado.
La familia de Grillo no solo enfrenta el dolor de ver a un ser querido al borde de la muerte, sino también la impotencia de saber que este tipo de agresiones podrían evitarse si las autoridades tomaran medidas concretas para proteger a los trabajadores de prensa.
La gestión de Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad ha estado marcada por la polémica desde el principio. Su enfoque de “mano dura” ha sido cuestionado no solo por organizaciones de derechos humanos, sino también por quienes consideran que su protocolo de seguridad incentiva la violencia contra manifestantes y periodistas.
El ataque a Grillo no hizo más que avivar las críticas. Para muchos, es inadmisible que un fotógrafo que estaba cumpliendo con su trabajo termine gravemente herido por la acción desmedida de un agente policial. Y aunque Bullrich aún no se ha pronunciado sobre el caso, la presión para que renuncie o sea destituida crece minuto a minuto.
Lo ocurrido con Grillo no es un hecho aislado. Es parte de un contexto más amplio en el que los trabajadores de prensa son cada vez más vulnerables. Según datos de ARGRA, en los últimos meses se han registrado numerosos casos de agresiones a periodistas durante coberturas de protestas, muchos de ellos a manos de las fuerzas de seguridad.
Esta escalada de violencia no solo pone en riesgo la integridad física de los reporteros, sino que también atenta contra la libertad de prensa, un pilar fundamental de la democracia. Si los periodistas no pueden hacer su trabajo sin temor a ser reprimidos, ¿quién contará lo que ocurre en las calles?
Mientras ARGRA y organizaciones de derechos humanos exigen justicia, el presidente Javier Milei guarda silencio. Su inacción frente a la violencia institucional y su respaldo tácito a Bullrich han generado malestar incluso entre sus aliados. Para muchos, es hora de que el Presidente tome cartas en el asunto y demuestre que la vida de los periodistas y la libertad de prensa son prioridades en su gobierno.
Mientras tanto, Pablo Grillo sigue luchando por su vida, y la imagen de su cuerpo desplomándose en el suelo sigue siendo un recordatorio de que, en Argentina, ser periodista es cada vez más peligroso.