En un acto en Ensenada, el gobernador bonaerense presentó el MDF como una herramienta política con alcance nacional, llamó a superar la lógica defensiva frente al ajuste y planteó la necesidad de construir una alternativa amplia frente al gobierno de Milei.

Axel Kicillof decidió dar un paso político de alcance nacional al proyectar el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) más allá de la provincia de Buenos Aires. El espacio, que ya viene trabajando desde hace más de un año, fue presentado en Ensenada como una herramienta para disputar el rumbo del país frente al modelo de ajuste y exclusión que impulsa el Gobierno nacional.

El acto se realizó en el camping del Sindicato de Obras Sanitarias bonaerense, en el distrito gobernado por Mario Secco, y reunió a más de 1.500 militantes, dirigentes políticos, referentes sindicales, sociales y de Derechos Humanos. La convocatoria buscó mostrar volumen territorial y diversidad de actores, en una escena cuidadosamente construida para marcar el salto del MDF al plano nacional.

Desde el escenario, Kicillof fue claro en el diagnóstico y en la estrategia. Señaló que, en el actual contexto, no alcanza con que la provincia de Buenos Aires funcione como “escudo y red” frente a las políticas del Gobierno nacional. Esa etapa, explicó, es necesaria pero insuficiente. La tarea, remarcó, es avanzar en la construcción de una alternativa política capaz de ofrecer un horizonte de futuro.

En ese sentido, el gobernador planteó que el Movimiento Derecho al Futuro nace desde el peronismo, pero no se agota en él ni en un anclaje exclusivamente bonaerense. La definición no fue casual: apunta a ampliar la base política y social del espacio y a interpelar a sectores que hoy no se sienten representados por las estructuras tradicionales, en un escenario atravesado por la fragmentación y el desencanto.

El mensaje tuvo como telón de fondo el avance del programa ultraliberal de Javier Milei. Sin recurrir a consignas grandilocuentes, Kicillof cuestionó un modelo que combina ajuste, recesión y deterioro del entramado productivo, y que traslada los costos de la crisis a los sectores populares. Frente a ese panorama, propuso recuperar la política como herramienta de transformación y no limitarse a administrar la resistencia.

Durante el acto, los cánticos que proyectaron a Kicillof en clave nacional acompañaron el clima de lanzamiento. Lejos de desentenderse de esa lectura, el gobernador asumió la necesidad de pensar una construcción que trascienda la coyuntura y empiece a disputar el sentido del futuro, con propuestas actualizadas y una agenda que dialogue con los problemas reales de la sociedad.

El lanzamiento nacional del MDF se produce, además, en un momento de redefiniciones dentro del peronismo. Con debates abiertos sobre liderazgos, estrategias y formas de organización, la decisión de proyectar el espacio a escala nacional introduce un elemento de reordenamiento político y plantea una discusión de fondo: cómo construir una alternativa de mayorías frente a un gobierno decidido a profundizar el ajuste.

Kicillof insistió en que las banderas históricas del campo popular siguen vigentes, pero requieren ser reinterpretadas a la luz del presente. La apelación al “futuro” no es retórica: busca disputar sentido frente a un discurso oficial que propone el sacrificio permanente como único camino posible. En contraposición, el MDF se presenta como un intento de volver a instalar la idea de proyecto colectivo y de mejora de las condiciones de vida.

Con la proyección nacional del Movimiento Derecho al Futuro, el gobernador bonaerense dejó un mensaje político claro: frente a la crueldad convertida en programa de gobierno, el campo popular no puede limitarse a resistir. La disputa que viene es por el rumbo del país, y el MDF busca empezar a dar esa pelea desde ahora.