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CHILE VUELVE AL PINOCHETISMO POR VÍA ELECTORAL

Publicado : 15/12/2025
(Review)

José Antonio Kast ganó la presidencia con el 58 % de los votos y consagró el regreso del proyecto autoritario, neoliberal y antiderechos que la dictadura dejó como herencia.

José Antonio Kast fue electo presidente de Chile tras imponerse con el 58 % de los votos en la segunda vuelta electoral frente a Jeannette Jara, candidata de la centroizquierda y exministra del gobierno de Gabriel Boric, que obtuvo el 41 %, según los datos oficiales del Servicio Electoral (Servel). El resultado marca un hecho histórico: por primera vez desde el retorno democrático, un dirigente abiertamente pinochetista llega a La Moneda por el voto popular.

Lejos de tratarse de un simple recambio de gobierno, el triunfo de Kast expresa la revancha política del bloque conservador que nunca aceptó las conquistas democráticas, sociales y culturales posteriores a la dictadura. Chile, laboratorio del neoliberalismo impuesto a sangre y fuego por Augusto Pinochet, vuelve ahora a ese mismo proyecto, legitimado electoralmente y aggiornado con una retórica de odio, miedo y mano dura.

Kast, abogado, ultracatólico y fundador del Partido Republicano, construyó su carrera política reivindicando el legado de la dictadura, relativizando los crímenes de lesa humanidad y atacando de manera sistemática las políticas de memoria, verdad y justicia. Su programa propone desmontar el Estado social, criminalizar la protesta, debilitar al movimiento sindical y eliminar cualquier política pública orientada a la igualdad de género, la diversidad sexual o la ampliación de derechos.

El nuevo presidente ganó en las 16 regiones del país, incluidos distritos históricamente identificados con la izquierda como la Región Metropolitana y Valparaíso, y amplió su ventaja en las zonas mineras del norte y en el sur agrícola. El dato no es menor: el voto a Kast no solo expresa descontento social, sino la eficacia de una operación política y mediática que convirtió la inseguridad y la crisis económica en excusa para restaurar un orden profundamente desigual.

El ascenso del Partido Republicano no es improvisado. En 2021, Kast ya había llegado al balotaje presidencial, y en 2023 su fuerza obtuvo una victoria contundente en la elección del Consejo Constitucional, desde donde bloqueó cualquier intento de reformar la Constitución heredada del pinochetismo. Su llegada al Ejecutivo es la culminación de un proceso de restauración conservadora que busca clausurar definitivamente el ciclo abierto por el estallido social de 2019.

Las reacciones internacionales confirmaron rápidamente el alineamiento ideológico del nuevo gobierno. El presidente argentino Javier Milei celebró el triunfo como un avance regional en la defensa del libre mercado y la propiedad privada, mientras que el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, saludó a Kast y anticipó una agenda común en materia de seguridad y comercio. Kast no llega solo: llega respaldado por el capital concentrado, las derechas regionales y los sectores que promueven un orden social excluyente.

La victoria del pinochetismo reciclado en Chile se inscribe en un fenómeno más amplio: el avance de derechas radicalizadas que combinan ajuste económico, autoritarismo político y regresión de derechos en América Latina. Como Milei en Argentina o Bolsonaro en Brasil, Kast representa un proyecto que no busca resolver las crisis sociales, sino disciplinar a las mayorías, desarticular la organización popular y garantizar la rentabilidad de los grandes grupos económicos.

Chile ingresa así en una nueva etapa de confrontación política y social. La llegada de Kast a La Moneda no es el cierre de una crisis, sino la apertura de un conflicto mayor: el choque entre un proyecto autoritario que vuelve del pasado y una sociedad que, no hace tanto, salió a la calle para decir basta.