Un informe de la Universidad Metropolitana y el diputado nacional Nicolás Trotta advierte que el combo de precios altos, caída del empleo y flexibilización laboral agravará la recesión

La inflación que afecta a los trabajadores se aceleró en noviembre al 2,7%, su nivel más alto desde marzo, en un contexto donde los salarios reales ya están por debajo de los de fin del año pasado y el empleo total comienza a caer, según el último informe del Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la Universidad Metropolitana. El diputado nacional y director del Centro para Concertación y el Desarrollo, Nicolás Trotta, advirtió que en esta "tormenta perfecta", el gobierno de Javier Milei impulsa una reforma laboral que abarata despidos, lo que "solo puede conducir a una mayor caída del consumo, de la actividad y al aumento del desempleo".

El informe, realizado junto al Centro para Concertación y el Desarrollo (CCD), detalla que la inflación interrumpió 18 meses de desaceleración y marca un techo anual del 30,3%. Los rubros que más subieron fueron "Recreación y cultura" (4,5%), impulsado por paquetes turísticos, y "Bienes y servicios varios" y "Transporte" (ambos 3,6%). Los alimentos acompañaron el ritmo general con un 2,7%. El coordinador del IET, Fabián Amico, explicó que el alza es el efecto rezagado de las devaluaciones y el aumento de los precios regulados dolarizados, como la luz y el gas: "El ajuste del gasto público en subsidios resulta directamente inflacionario".

Trotta, legislador nacional, subrayó la contradicción letal del modelo: "En este contexto de aceleración inflacionaria, liderada por los movimientos del tipo de cambio y especialmente por los precios regulados como combustibles, luz y gas, el gobierno se dispone a acelerar una reforma laboral abaratando despidos y costos laborales. Esto, en momentos en que el empleo total, tanto asalariado como no asalariado, registrado e informal, comienza a caer". La advertencia apunta a que la flexibilización laboral no solo no frena los precios, sino que profundizará la crisis recesiva.

Amico agregó que la obsesión por el déficit cero es el motor de este nuevo pico: "El gobierno se ve obligado a acelerar el ritmo [del ajuste] debido a la rebaja de impuestos y la rígida regla fiscal imperante, consolidando la tendencia hacia una aceleración inflacionaria". El dato confirma que la inflación fue más alta en hogares de mayores ingresos por subas en turismo y servicios financieros, mientras que en sectores de bajos ingresos, como servicio doméstico y construcción, los aumentos fueron más moderados, una desigualdad que refleja cómo el modelo castiga más a quienes menos tienen.

Este panorama desmiente el relato oficial de una "inflación en retirada" y expone las contradicciones del plan de Milei: el ajuste fiscal y la liberación de precios dolarizados generan una nueva ola inflacionaria, mientras la caída del consumo y el empleo se agravará con una reforma laboral diseñada para el despido masivo. El resultado no es el "ordenamiento" prometido, sino la consolidación de una recesión con inflación, donde el único sector que gana es el capital financiero y especulativo.