En Casa por la Identidad, Abuelas proyectará el documental de Rodolfo Petriz sobre los seis cuerpos aparecidos en 1977 junto al Cilindro. Una obra que vuelve a unir fútbol, terrorismo de Estado y la búsqueda incansable de justicia y de los nietos apropiados.
La Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo será escenario este jueves 20 de noviembre, a las 18, de una nueva edición del ciclo Cine por la Identidad, con la proyección de Los fusilados de Racing, el documental de Rodolfo Petriz que reconstruye un episodio silenciado de la historia argentina: la aparición de seis cuerpos en 1977, en plena dictadura, a metros del estadio de Racing Club.
El film aborda uno de los tantos crímenes que el terrorismo de Estado intentó borrar del espacio público, incluso cuando ese espacio era —como tantas veces— un club, un barrio, una cancha: lugares donde la vida popular seguía respirando mientras la maquinaria represiva operaba a plena luz.
La función contará con la presencia del director, del periodista e investigador Julián Scher —autor de Los desaparecidos de Racing, obra clave para comprender el vínculo entre el club de Avellaneda y las víctimas del genocidio— y de Gladys Zalazar, hermana de un socio desaparecido, tía de un nieto apropiado que aún se busca y actual integrante de la Comisión Directiva de Racing.
Para Abuelas, el evento vuelve a instalar una premisa elemental: la memoria no es un ritual, sino una práctica viva que se ejerce en los territorios donde la dictadura intentó sembrar olvido. El fútbol, como parte de la identidad popular, alojó historias de resistencia, de militancia y de dolor que durante años quedaron ocultas bajo la retórica del “no te metás”.
La proyección —con entrada libre y gratuita— se inscribe además en un contexto político en el que el revisionismo negacionista vuelve a intentar relativizar el terrorismo de Estado, sus crímenes y sus responsabilidades. Recuperar estas historias es, una vez más, disputar sentido frente a quienes quisieran minimizar lo sucedido o reducirlo a un “exceso” del pasado.
En la Ex ESMA, hoy un espacio de memoria y no de muerte, Los fusilados de Racing vuelve a iluminar un capítulo trágico y necesario. Y recuerda que las víctimas del genocidio no solo fueron militantes políticos: también fueron trabajadores, deportistas, socios de un club, vecinos, amigos. Parte del pueblo.
Junto a Abuelas y a quienes continúan la búsqueda, la proyección reafirma una verdad que persiste incluso cuando algunos quieren enterrarla: sin memoria no hay identidad, y sin identidad no hay democracia.